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Rosanna Falasca, la princesa humbolense del tango

Hoy, la cantante humbolense hubiera cumplido 70 años. Comenzó su carrera con apenas una década de vida y se consagró en Buenos Aires siendo una adolescente. Dejó exquisitas versiones de clásicos como “Balada para un loco”, “La última curda” y “Sus ojos se cerraron”

La bella Rosanna Falasca falleció el 20 de febrero de 1983, en el auge de su carrera, tras luchar contra una cruel enfermedad cuando tenía apenas 29 años. Su figura se instaló tan fuerte que logró que su inconfundible voz quedase perpetuada en los recuerdos de los que la disfrutaron en cada presentación durante la década del ’70 y hasta tres meses antes de morir.

Había nacido en Humboldt, Santa Fe, el 27 de abril de 1953 y fue la tercera de seis hermanos. Su padre Ado Falasca, sastre y cantante melódico en un dúo, introdujo en la casa la música y cuando la pequeña Chany, como apodaban a Rosanna, tenía 10 años se dio cuenta que tenía una bella voz grave con impostación natural para cantar, muy poco común para la edad.

Fue así que la hizo participar de su recorrida musical que incluía giras por los pueblos vecinos, presentaciones en radios y programas de tevé, y más tarde pasaron los límites de la provincia y llegaron a Entre Ríos y Córdoba. En cada escenario la talentosa jovencita se ganaba el cariño y admiración de la audiencia. Fue en una de esas presentaciones que realizó junto al grupo Adito y Chany en Rafaela cuando un productor que la escuchó le propuso a su padre que la llevara a probar suerte a Buenos Aires.

El inicio de su carrera “porteña”

A principios de marzo de 1969 Chany y su padre llegaron a la Capital donde la joven de 16 años comenzaría a cantar en un café concert de San Telmo y meses después participó de un concurso televisivo que buscaba nuevos talentos tangueros, con especial atención en los jóvenes.

Si bien, Rosanna tenía repertorio melódico, que hasta incluía canzonettas italianas, se presentó en agosto de 1969 en el concurso del exitoso programa de Canal 9, “Grandes valores del tango” conducido por Juan Carlos Thorry.

Rosanna conocía solamente dos tangos y decidió concursar cantando el que más sabía, Madreselva, que luego se convertiría en uno de los primeros en grabar de manera profesional. Simplemente, deslumbró.

Ganó la primera ronda y dejó perplejos a todos. El público y los productores del programa quedaron tan deslumbrados por la joven que decidieron sacarla del concurso y hacerla parte del staff de cantores con un contrato de 4 años. Su debut oficial como cantante de tango fue el 1 de septiembre de 1969.

Los años de gloria

A los 17 años, Rosanna grabó Todo es amor, su primer disco de estudio que incluía La canción de Buenos Aires, Uno y su tema preferido y que la consagró, Madreselva.

Cuando cumplió 18 años, la ya aclamada “princesa del tango” realizó una presentación en Uruguay que dio inicio a las giras internacionales que la llevaron a recorrer el continente, especialmente Centroamérica.

En la década del 70 la pantalla grande era un privilegio que llegaba a pocos cantantes y ella también le llegó. En 1971 debutó en cine en ¡Arriba juventud!, siguió con la película filmada en Mar del Plata Siempre fuimos compañeros (1973) junto al cantante pop del momento, Donald; y en 1976 cerró su etapa actoral con Te necesito tanto al lado de Elio Roca, Elizabeth Killian y Jorge Barreiro.

En 1975, Rosanna se suma a la prestigiosa orquesta de Raúl Garello con quien más adelante graba las recordadas versiones de Nostalgias y La última curda. Este último tango antes había sido versionado nada menos que por la orquesta de Anibal Troilo con la voz de Roberto Goyeneche el 7 de mayo de 1963. Ella le puso su sello junto a Garello para EMI-Odeon el 16 de julio de 1976.

Antes, en 1971 dejó una extraordinaria versión de Balada para un loco, la maravillosa composición de Astor Piazzolla y Horacio Ferrer que fue grabada por Amelita Baltar el 16 de noviembre de 1969.

Los últimos años

En 1978 fue convocada para sumarse a la Cruzada Joven del Tango, un proyecto musical que pretendía acercar a los jóvenes a la música ciudadana. Allí compartía espacio con María Graña y Rubén Juárez, entre otros.

La idea no causó efecto y no perduró, pero Rosanna pasó a formar parte del programa televisiva Botica de Tango, conducido por Eduardo Bergara Leumann, donde cantó sin saberlo, por última vez.

Mientras no dejaba de deslumbrar en cada presentación, en 1982, grabó para la discográfica Polydor sus dos últimos discos larga duración acompañada por la orquesta de Orlando Trípodi.

El 7 de noviembre de 1982 le detectaron un cáncer y fue intervenida de inmediato. Los rumores sobre la salud de la consagrada joven estrella comenzaron a circular y ella se vio obligada a desmentirlo en una entrevista: “No tengo cáncer”, aseguró.

A principios de 1983, Rosanna fue trasladada por su novio junto a su familia a una quinta en Don Torcuato para ayudarla a recuperarse, pero la agonía comenzaba. La maravillosa voz de Rosanna se apagaba lentamente y sus cautivantes ojos celestes miraron el cielo por última vez el 20 de febrero de 1983.

Al día siguiente fue despedida por una multitud que acompañó sus restos hasta el panteón de actores del cementerio porteño de la Chacarita donde permaneció hasta abril de 1995 cuando, por pedido de su familia, sus restos fueron trasladados a un mausoleo levantado para ella en el cementerio de Humboldt. Una calle de la localidad lleva su nombre.

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