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Un osito melero murió atropellado en la Autovía 19

Un osito melero murió atropellado en la Autovía 19

El oso melero, también llamado tamandúa en algunas regiones, y cuyo nombre científico es Tamandua tetradactyla, es un pequeño mamífero emparentado con el oso hormiguero, de hábitos solitarios y movimientos lentos; cuya vista enternece a casi cualquiera. Forma parte de la fauna silvestre, cuya conservación está en peligro debido a la deforestación, la caza y la pérdida de su hábitat natural

Esta semana, un ejemplar adulto de esta especie perdió la vida al ser atropellado en la Autovía 19, a la altura de la localidad de San Jerónimo del Sauce; seguramente cuando merodeaba por la zona en búsqueda de alimento.

El oso melero es capaz de trepar árboles ayudándose con su cola prensil y sus fuertes garras, que también utiliza para defenderse. “En numerosas ocasiones, personas se han encontrado con este animalito y al acercarse, este se para en sus patas traseras o bien se sienta y extiende las patas delanteras exhibiendo sus garras, pareciendo que nos quisiera dar un abrazo. Sin embargo, esta es su posición de defensa y es muy característica de estos animales”, explica el guardafauna Juan Martín Mastropaolo en una nota con PLAY TELEVISIÓN.

Aunque los sentidos de la vista y del oído no son muy buenos en esta especie, el olfato es sumamente agudo y a través de él logra conseguir alimento. Su dieta puede ser algo variada, pero se alimenta principalmente de artrópodos, es decir, animales invertebrados como insectos y arañas.

Es muy común que la miel lo atraiga por su olor, por lo que suele alimentarse de colmenas, ingiriendo no solo la miel, sino también la cera y a sus habitantes, las abejas. Posee una lengua con una sustancia viscosa donde quedan adheridos los pequeños invertebrados de los que se alimenta.

El oso melero habita en una gran variedad de ambientes, desde selvas y bosques tupidos, hasta montes y sabanas. Su adaptación a diversos ambientes ha hecho que sus poblaciones no se vean tan reducidas; sin embargo, muy localmente se percibe la reducción poblacional debido a las actividades humanas.

Resulta indispensable cuidar los ambientes naturales en los que habita esta especie, que sin dudas cumple una función esencial en la naturaleza: control biológico de insectos.

“Los árboles autóctonos son primordiales para su existencia, así que la deforestación genera un gran impacto en su supervivencia diaria. Las rutas y la alta velocidad en ellas también pueden lograr una mortandad alta de esta especie. Solo la creación de áreas naturales protegidas y la educación ambiental pueden lograr que el oso melero pueda seguir habitando con tranquilidad nuestras zonas. Si tan solo tuviésemos la misma pasión y el patriotismo que tenemos por el fútbol, pero con la naturaleza que nos rodea, que también es Argentina, sería una enorme nación con ambientes saludables y dignos de habitar”, opinó el biólogo Gonzalo Martínez, en una entrevista con Página 12.

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